¿Te has fijado en que hay personas que siempre te tratan con respeto y, en cambio, hay algunas que siempre te quieren menospreciar, o imponer su criterio, o incluso maltratar?
Pues es así, como te tratan, ¡cómo tú les has enseñado a tratarte!
No somos demasiado conscientes, pero lo que los otros ven en nuestros comportamientos, es lo que “leen” de cómo nos pueden tratar, por lo tanto: ¡atención!
Cuidado cuando demasiado permisivamente permitimos que otros nos manipulen, o nos usen para sus intereses, sin nuestro acuerdo.
Atención con lo que decimos a los otros con nuestro comportamiento hacia ellos, porque de esto se crearán hábitos de relación que después serán muy difíciles de cambiar.
A menudo sólo ya podremos hacerlo a expensas de la pérdida de la relación, porque si, por ejemplo, hemos permitido que durante años alguien se aproveche de nuestra voluntariedad, después no admitirá que se tiene que espabilar solo.
La comunicación no verbal, también la energética, indica de nosotros qué estamos dispuestos a ofrecer y qué no, qué estamos dispuestos a renunciar y a qué no, y los otros esto lo perciben constantemente, por lo tanto, y es lógico, interpretan que tienen derechos que nosotros, en realidad, no querríamos darlos, pero ya lo hemos hecho con nuestra conducta habitual hacia ellos
¡Digamos a los otros claramente cómo queremos ser tratados!
A menudo, el miedo a no ser aceptados, a no ser aprobados o a perder relaciones, aunque estas sean tóxicas para nosotros, hace que mantengamos una baja autoestima que permite el mal uso de la relación, ¡Somos nosotros quienes lo permitimos!
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