Es necesario procesar y gestionar adecuadamente las emociones sentidas y el sentido de irrealidad en el confinamiento. Una cuarentena no deja de ser una privación de libertad, un cambio radical a nuestros hábitos y costumbres y una incertidumbre personal-laboral y social importante. Es una enorme y obligada salida de la zona de confort. Estamos en una situación excepcional y vamos a otra, quizás, aún más excepcional y desconocida.

Cualquiera de nosotros puede sufrir consecuencias por el obligado confinamiento. De haber sido breve hubiese, seguramente, afectado mucho menos. Pero una cuarentena es ya “palabras mayores”, debemos tomarnos en serio esta situación y procurar comunicar y buscar ayuda si percibimos en nosotros o en alguien de nuestro entorno síntomas de estrés postraumático u otro tipo de alteraciones emocionales.

Alteraciones habituales podrían ser, por ejemplo, tener miedo de acercarse a los demás o de dar abrazos a personas que antes sí lo hacíamos. También si no nos apetece estar en espacios públicos o bien nos aislamos más socialmente o evitando lugares que haya muchas personas.

Las consecuencias son totalmente impredecibles en estos momentos, pero debemos prepararnos para una vuelta a la normalidad lenta. Deberemos darnos tiempo para asumir los cambios que irán sucediéndose fruto de la nueva situación creada.

Nos ayudará mucho integrar la máxima de que lo único constante que hay en nuestra realidad es el cambio. Porque el cambio viene, ya está aquí y nos irá bien estar preparados, alertas y flexibles para poder asumirlo en las mejores condiciones posibles.

Dotar hoy al confinamiento de sentido, hacer cosas por los demás, ayudar a quien podamos será al acabar esta situación una gran fuente de bienestar porque no tendremos la sensación de haber perdido el tiempo, de que nos han robado una parte de nuestra vida. El sentido de irrealidad lo podemos vencer dándole sentido a esta realidad en el presente.

No estamos solos, estamos todos. De esta saldremos con generosidad no con egos inflados.

Para superar la vuelta a la “normalidad” nos irá bien reconocer que debemos gestionar la nueva situación, no darla por superada sin más. También ayudará ser compasivos con uno mismo y no culparnos de las posibles dificultades que tengamos.

Preguntarnos qué hemos aprendido en este confinamiento permitirá dar sentido a las exclusiones a las que nos hemos visto obligados. Entender que los demás seguirán mayormente un proceso parecido al nuestro. Todos vamos a necesitar tiempo y herramientas para superar el vacío existencial que, en muchos casos, se producirá. Compartir con otros nuestra experiencia del confinamiento y, sobre todo, compartir cómo nos sentimos en cada momento nos ayudará enormemente a mejorar nuestro estado emocional.

Si pasadas unas pocas semanas no emergemos con naturalidad deberemos pedir ayuda profesional. No es un efecto menor el que se produce en nosotros tras un confinamiento o cuarentena.

Foto: Jorge Salvador. Unsplash.

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario