La aceptación incondicional no es fácil de explicar; tampoco, de entender. Pero si nos acercamos al significado de las palabras, vemos qué quiere decir: aceptarnos sin condiciones de ningún tipo, tal como somos. Con todos las zonas de luz y de oscuridad que tenemos todos.
La aceptación incondicional no está basada en lo que tenemos, ni en lo que pensamos. Tampoco en lo que sentimos. Está basada en tres argumentos irrebatibles. Porque algo tan espiritual no puede ser dependiente de juicios banales, tiene que ser depender solo de la esencia, de la más intrínseca realidad humana.
Los tres argumentos que te invito a que procures contra argumentar son:
• Somos únicos
• Estamos en constante cambio
• Somos humanos
Si haces ahora el ejercicio de debatir estos tres argumentos, posiblemente sea la primera vez que te das permiso para mirarte sin tener presente la evaluación de los otros por lo que haces, por lo que tienes o por cómo te comportas. Vemos la importancia de este tres argumentos para estimarnos y para saber quiénes somos.
La aceptación incondicional es hija del perdón, del perdón a nosotros mismos, no a los otros. A los otros los comprendemos, ¿quién somos nosotros para perdonarles? Es un adelanto importante, hacia un nivel de menor sufrimiento emocional, integrar la decisión de que nos podemos aceptar incondicionalmente porque no hay nadie más como uno mismo.
Somos absolutamente únicos, ¿te parece poco? También porque las emociones nos mueven y nunca somos el mismo. Como el río, nunca lleva la misma agua pero siempre sigue el mismo camino. Todo está en constante cambio.
Y, finalmente, porque somos humanos. De aquí se desprende el derecho a equivocarnos, a errar y también a fracasar.
Por lo tanto, te propongo que a partir de hoy, como sí de un mantra se tratara, te digas: “Me acepto incondicionalmente porque soy único, porque estoy en constante cambio y porque soy humano” y verás que conforme lo vayas integrando te irás sintiendo más bien contigo mismo. También te sentirás más libre y descargarás la mochila emocional que llevamos cargada de juicios y de conflictos no resueltos.
Aceptarse incondicionalmente quiere decir aprender a ser sin tener en cuenta el pasado, solo teniendo en cuenta el aquí y el ahora. Aceptarse incondicionalmente quiere decir vivir sin culpas ni miedos. Sin ego. Aceptarse incondicionalmente quiere decir poder observarse sin juicios ni manipulaciones. La aceptación incondicional es una de las grandes herramientas de la Inteligencia Emocional Aplicada, lo enseño y lo aprendo cada día.
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