De la exigencia a la tolerancia. Mientras estamos instalados en cualquiera de las exigencias neuróticas a las que el ser humano es proclive –véase ‘la vida me tiene que tratar bien’, ‘los demás deben respetarme’ y/o ‘debo hacer todo perfecto’–, estamos queriéndonos muy poco o nada. Estamos saboteándonos la vida, en definitiva, estamos caminando en dirección contraria a la felicidad porque nos falta tolerancia y compasión con nosotros mismos para aceptarnos tal cual somos, incondicionalmente.

Sufrimos emocionalmente porque nuestro dialogo interno es muy duro con nosotros mismos. Nuestras creencias, eso que nos hemos creído, son draconianamente exigentes, son profundamente terribilizadoras y eso el cuerpo lo somatiza y el corazón se resiente.

¿Por qué sostenemos de por vida creencias tan exigentes? ¿Cómo cambiar creencias de exigencia por creencias de preferencia?

Es como, si además de tener dentro un saboteador de felicidad, tuviésemos también un masoquista que gobernase nuestra vida. A ambos, les damos permiso nosotros mismos para que residan en el centro de nuestra existencia

¿Por qué no nos inculcamos creencias diferentes y mejores, que nos acercan a la felicidad y no que nos alejen?

Nos culpamos, nos atacamos y castigamos sin piedad. Como si el victimismo al que conducen culpas y miedos, nos permitiese algún día alcanzar el bienestar. Proyectamos nuestra culpa en los demás, por no ser capaces de asumir nuestra responsabilidad. Tenemos comportamientos intolerantes con los demás, sin comprensión alguna de que todos hacemos lo mejor que podemos en cada momento.

La ansiedad, el estrés y muchas veces estados depresivos son el resultado de tanta exigencia y tan poca preferencia. La tolerancia va dotada de confianza en uno mismo, de aceptación incondicional.

La tolerancia con uno mismo es la respuesta a tanto sufrimiento.

Debemos aprender a ser tolerantes y compasivos, admitiendo que también, hasta ahora, hemos hecho lo mejor que hemos podido en cada momento. Al tolerarnos, aceptándonos tal cual estamos de nivel de conciencia en aquel momento, nos acercamos a la realidad y por tanto dejamos la exigencia, entrando en preferencia.

Tolérate, date permiso para descubrirte, para conocerte y serás feliz. Desde la tolerancia uno puede vivirse, experimentarse como es, aquí y en este momento.

La tolerancia con uno mismo es el reflejo de la aceptación de tal cual somos, sin máscara ni personalidad, ¡con libre autenticidad!

Con aprecio, dedicado a Mireia Coll i Omaña

 

Foto: Patrick Fore. Unsplash.

Entradas recomendadas

Aún no hay comentarios, ¡añada su voz abajo!


Añadir un comentario